Mira como caen por todas partes,
mira al cielo, de rosas se deshace.
¡Ve cómo me voy llenando de rosas
en la frente, los hombros y en mis manos!
mira al cielo, de rosas se deshace.
¡Ve cómo me voy llenando de rosas
en la frente, los hombros y en mis manos!
Mira, Platero, qué de rosas caen por todas partes: rosas azules, rosas, blancas, sin color... Diríase que el cielo se deshace en rosas. Mira cómo se me llenan de rosas la frente, los hombros, las manos...
¿ Qué haré yo con tantas rosas ?
¿ Sabes tú, quizás, de dónde es esta blanda flora, que yo no sé de dónde es, que enternece, cada día, el paisaje y lo deja dulcemente rosado, blanco y celeste - más rosas, más rosas- , como un cuadro de Fra Angélico, el que pintaba la gloria de rodillas ?
De las siete galerías del Paraíso se creyera que tiran rosas a la tierra. Cual en una nevada tibia y vagamente colorida, se quedan las rosas en la torre, en el tejado, en los árboles. Mira: todo lo fuerte se hace, con su adorno, delicado. Más rosas, más rosas, más rosas...
La torre, el tejado y los árboles
son lo fuerte que se hace delicado.
son lo fuerte que se hace delicado.
Mira: más rosas, ¡más rosas, más rosas!
¿ Qué haré yo con tantas rosas ?
¿ Sabes tú, quizás, de dónde es esta blanda flora, que yo no sé de dónde es, que enternece, cada día, el paisaje y lo deja dulcemente rosado, blanco y celeste - más rosas, más rosas- , como un cuadro de Fra Angélico, el que pintaba la gloria de rodillas ?
De las siete galerías del Paraíso se creyera que tiran rosas a la tierra. Cual en una nevada tibia y vagamente colorida, se quedan las rosas en la torre, en el tejado, en los árboles. Mira: todo lo fuerte se hace, con su adorno, delicado. Más rosas, más rosas, más rosas...
altiva,
constante y pura, hace subir todo,
como en surtidores de gracia.
Estrellas se encienden entre las rosas.
Rosas, tus ojos son dos bellas rosas.
constante y pura, hace subir todo,
como en surtidores de gracia.
Estrellas se encienden entre las rosas.
Rosas, tus ojos son dos bellas rosas.
Parece, Platero,
mientras suena el ángelus, que esta vida nuestra pierde su fuerza
cotidiana, y que otra fuerza de adentro, más altiva, más constante y
más pura, hace que todo, como en surtidores de gracia, suba a las
estrellas, que se encienden ya entre las rosas... Más rosas... Tus
ojos, que tú no ves, Platero, y que alzas mansamente al cielo, son
dos bellas rosas.
¡Ángelus! de "Platero y yo" de Juan Ramón Jiménez.
¿Qué haré yo con tantas rosas? J.R. Jiménez
Revista NOVA DIMENSIÒ - VALENCIA - ESPAÑA