¿De
dónde provenimos todos los seres humanos? Esa pregunta se ha planteado
de todas las formas posibles durante siglos, y hay y siguen habiendo múltiples teorías. Veamos algunas:
El Paraíso estaba en África
Adán y Eva comieron la manzana entre Sudáfrica y TanzaniaEl Paraíso estaba en África
Se llegó a decir que estaba en el actual Irak, en Arabia, hasta en Galicia. Pero no. Nuestros "primeros padres" vivieron felices y dichosos hace 200.000 años en un jardín del Edén en... África. Así lo aseguran científicos de EEUU, y así lo proclama el Vaticano
(JOSE MANUEL VIDAL, en diario EL MUNDO, del 15-03-1998)
La Eva negra |
La ciencia lo afirma: todos nosotros, hasta los más racistas, descendemos de africanos.
Más
concretamente, de una sola mujer negra que habitó las sabanas africanas
hace unos 150.000 años. Con justa razón, los científicos la han
bautizado como ‘la Eva negra’.
A
pesar de que durante milenios todas las culturas humanas han fantaseado
con orígenes de la especie humana tan disparatados como la bíblica
leyenda de Adán y Eva, estudios recientes, como el llevado a cabo en
1986 por Cann, Stoneking y Wilson, de la Universidad de California, en
Berkeley, han aclarado el misterio defitinivamente. Confirmado más tarde
por genetistas de la Universidad de Oxford como Bryan Sykes y Richard
Dawkins, la verdadera historia de nuestro linaje se ha desvelado:
comenzó en África. Y durante cientos de miles de años, permaneció allí.
Según palabras de Dawkins, “tenemos a África en nuestra sangre y África tiene nuestros huesos. Todos somos africanos. Este solo hecho, hace del ecosistema de África un objeto de singular fascinación. Se trata de la comunidad que nos moldeó, la comunidad de animales y plantas en la que realizamos nuestro aprendizaje ecológico”. Pero la clave para la verdadera resolución de este enigma ha venido a través de la lectura del ADN mitocondrial, que se transmite únicamente por vía matrilineal, es decir, de madre a hija. Todos los linajes mitocondriales confluyen hasta terminar en una sola madre, una sola mujer, la verdadera Eva de la humanidad de la que descendemos todos los seres humanos. Esta mujer vivió en una fecha aproximada de entre 100.000 y 200.000 años atrás, y era una negra bosquimana de África Central. Más tarde, los descendientes de Eva iniciaron una larga marcha en busca de caza abundante -primordial fuente de alimento-, comienzo del nomadismo de pequeños grupos tribales. Esto originó masivas migraciones humanas que todavía hoy tienen lugar a partir del hambre, las guerras, las pestes y el cambio climático.
Todos
los linajes mitocondriales confluyen hasta terminar en una sola madre,
una sola mujer, la verdadera Eva de la humanidad de la que descendemos
todos los seres humanos.
A pie, con seguridad, acarreando en hombros a los más débiles, nuestros antepasados cruzaron desde el Cuerno de África un istmo en el estrecho Bab el-Mandeb hasta el actual Yemen. En una etapa posterior rodearon la cuenca mediterránea hasta alcanzar la región balcánica y desde allí se repartieron para poblar Asia y Europa. La última parte del planeta en ser habitada, miles de años más tarde, fue el continente americano, de norte a sur, desde Alaska a la Patagonia.
Esta
increíble y conmovedora epopeya de nuestros antepasados nos deja
algunas certidumbres. La primera, la más obvia, es que los racismos,
clasismos, nacionalismos e integrismos que suelen separarnos no tienen
la más remota razón de ser, ya que todos somos parientes. La segunda,
que las migraciones humanas han sido, y son, una potente herramienta de
supervivencia desde los orígenes de nuestra especie.
Emigrar en busca de comida, de paz, de seguridad, de educación, es un anhelo común a todos los seres humanos, metido en nuestro ADN, que compartimos con los que hoy atraviesan el Estrecho en pateras en pos del ‘sueño europeo’. Eva, la de la piel oscura y el vientre tan prolífico que llegó a albergar en él a toda la humanidad, hoy, tus hijos te saludan.Δ |